1.Anotar las necesidades de los habitantes

Normalmente se opta por una reforma integral por los baños y la cocina están desactualizados, las instalaciones son deficientes, etc. Sin embargo, no siempre se piensa en cuáles son las necesidades de aquellos que habitan la vivienda. Antes de contactar con nadie, hay que tener claro cuáles son y anotarlas. El arquitecto o el decorador elegido para llevar a cabo la reforma será quien se encargue de encontrar la solución al problema.

2. Elegir las calidades de la obra

Lo habitual es que se contacte directamente con un profesional, pero, a veces, para las obras que no requieren proyecto previo, hay quien prefiere hacerlo por su cuenta. Sea como sea, antes de pedir presupuesto hay que tener claro qué acabados se quieren: tipos de suelos, griferías, muebles de cocina, electrodomésticos… Si se va a contratar a un arquitecto o interiorista, él podrá aconsejar en la elección de materiales para ajustarlo al presupuesto fijado.

3.Firmar el contrato de obra

Muy pocos son los que se deciden a redactar un contrato de obra y, sin embargo, es altamente recomendable para poder minimizar las discusiones o malentendidos que puedan surgir durante las obras y que se pueden traducir en extras de obra. Saber qué contiene el presupuesto de reforma es imprescindible, sobre todo en la rehabilitación de casas antiguas, donde la aparición de extras es mucho más habitual debido a los vicios ocultos.

4.Saber qué permisos de obras son necesarios

El miedo a pedir los permisos de obras se debe al desconocimiento. La mayor parte de obras precisan de permisos muy sencillos de tramitar y un arquitecto o decorador puede gestionar todas las licencias necesarias. Si se hacen obras por cuenta propia, sólo hay que ir al ayuntamiento y preguntar. Las licencias no son ni muy caras, ni muy complejas y, en cambio, tener los permisos colgados en la puerta es una forma rápida de acallar las posibles quejas de los vecinos.

5.No temer decir que algo no gusta

A veces pasa que, pese haber planificado y estudiado bien el proyecto de reforma integral, una vez empezado a construir, no gusta. Aunque a los profesionales no les gustan los cambios repentinos, es preferible decirlo antes que arrepentirse el resto de la vida. Eso sí, se tendrán que asumir las consecuencias económicas y/o técnicas que estos cambios representen.

6.Tener paciencia

Es muy importante tener paciencia a la hora de empezar. No se puede hacer todo corriendo: planificar bien el proyecto, las calidades y todo lo demás, requiere tiempo. También se debe ser paciente cuando aparezcan imprevistos, ya que son habituales, sobre todo cuanto más antiguo sea el piso. Muchos de esos extras son difíciles de prever al principio, pero un buen profesional dará con la solución adecuada.

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